Asoc.Ministerio evangelistico Misión Pablo

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jueves, 4 de noviembre de 2010

Viaje evangelístico Boca tapada de San Carlos

Eran las 6 am.del día 23 de octubre cuando el equipo evangélistico designado por Dios para la obra en la lejana tierra de Boca Tapada de San Carlos se dirigía hacía su destino.

Rápidamente el vehículo nos trasladaba por las cerradas callejuelas de Cinchona improvisadas debido al terremoto del año pasado; de un lado una ladera altísima de cómo 10 metros de alto y al otro extremo un guindo del que nadie quisiera caerse. El carro fue avanzando y a su paso observábamos asombrados la destrucción que el siniestro dejó a su paso: una catarata del ángel que en el pasado gloriosa midiera cualquier cantidad de metros de altura hoy se ve reducida a una pequeña caída de agua que le envidiaría la altura a la catarata de Ojo de Agua. Comimos los 5 únicos gallo pinto que nos ofrecían del menú el restaurante llamado La Galería, el cual antaño fuera de dos pisos hoy se reduce a cuatro latas de zing pero no pudimos disfrutar de la chicharronada que estaban preparando (condimentada previo por un par de zancudos que se estaban sancochando en el agua hirviendo).

El carro siguió avanzando y conforme el sol del día avanzaba llegamos a una intersección que nos conduciría a boca tapada, entonces Vicente presa del optimismo aceptó la indicación de un residente de ahorrar camino del lado derecho en lugar del camino habitual. Quince kilómetros fueron los que se ahorraron, pero… ¡Que camino! Ja ja ja era tan empedrado que lo recorrimos en tres horas más de lo calculado! Pero eso no es todo: varios días atrás el hermano Sotelo rogaba a Dios por pruebas para su alma ,y su ruego fue respondido cuando se trepó en le cima de un puente grande para acomodar las maletas y Vicente arrancó el carro arrastrando al querido hermano hasta el otro extremo azotando las maletas contra el perling del otro lado del puente y el hermano engañando la muerte pega un salto digno de olimpiada brincando el barandal y cayendo sobre el techo de la buseta….hay que tener cuidado con lo que se pide!

Seguimos avanzando… esta vez con Sotelo dentro del carro y al fin llegamos a nuestro destino: una hermosa iglesia con el piso en cerámica brillante color zafiro parecido a lo que yo me imagino es el piso del Altar de Dios y un clima templado preparado justo para predicar.

Inmediatamente los hermanos con gran disposición y amor se dispusieron a servirnos los alimentos: un humilde plato de arroz con macarrones y fresco. Estaba sabroso.

Descansamos una hora y ya estábamos dispuestos a evangelizar; todos los hermanos del Ministerio Evangelístico Misión Pablo salían por las calles de Boca Tapada con la Biblia en mano y conociendo al dedillo el concepto de las 5 leyes espirituales. No se hicieron esperar los cautivos liberados por la Palabra de Dios.

Por mi lado, Vicente y yo fuimos a invitar a todos los habitantes del lugar; con megáfonos y yo con un pintado de payaso vagabundo bautizado por Roger como Clorindo (en recuerdo a un sujeto que pasa borracho en su localidad). Pudimos comprobar que el lugar no era muy grande y rápidamente se cubrió todo. Un hombre se acercó a Vicente y él lo evangelizó todo el camino en que anduvimos invitando. De pronto el carro paró frente a una cantina, Clorindo bajó y comenzó a predicar, como el payaso tiene facha de borracho los presentes comenzaron a brindar con el pero las siguientes palabras calaron en sus corazones haciéndoles temblar: No os embriaguéis con vino en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu de Dios…

Luego, en la noche se hizo sentir la presencia de Dios en medio de los humildes cánticos con una guitarra eléctrica y las voces de la Madre e hija González, bellas presentaciones de cintas y la participación del mimo Invencible. Pasamos buena parte de la noche vigilando en oración.

Por la mañana siguiente luego de un vigoroso desayuno comienza un culto glorioso en el que una jovencita se hizo preguntar: ¿Cómo recibo al Señor en mi corazón?

Más presentaciones de mimo, danza y música y el discurso de Heidy envolvieron a los presentes en algo especial que no esperaban.

Partimos hacia nuestras casas con muchas pipas en las manos, yucas y diciéndole al chofer que no pasara otra vez por aquel puente.

Es una bendición servir al Señor en las misiones.

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